Mis Mujeres
"MIS MUJERES"
Vengo de una generación de muchas mujeres trabajadoras, emprendedoras, apasionadas de sus profesiones y oficios, y además hijas, hermanas, esposas, madres, abuelas. Con orgullo, todas ellas, nos enseñaron a valorar a cada ser humano, a amar, a dar, con mucha paciencia y entrega, sin pedir ni esperar reconocimientos, simplemente ser mujeres, como si eso fuera tan simple, "Ser Mujer", cuando volteas a esas generaciones de bisabuelas, abuelas y madres, te das cuenta que el panorama, nunca fue tan simple ni tan fácil para ellas, de hecho, y por desgracia, sigue sin serlo.
A pasado muchos años desde que mi bisabuela, fue una de las primeras generaciones de normalistas maestra que se graduaba en esta ciudad, antes las maestras no tenían titulo como tal, y aun así daban clases, me imagino que no con el mismo sueldo de un profesor titulado. De ahí una de sus hijas mi tía abuela, fue, también una de las pocas Doctoras graduadas de medicina, nos contaba que había mucha presión de entre sus maestros que en cualquier oportunidad la trataban de desalentar, para que saliera de la carrera y fuera como todas las otras mujeres, solo enfermera. Los sacrificios para que esto sucediera, que se convirtiera en doctora, van desde que su hermana, o sea mi abuela, se salió de estudiar, para trabajar en una oficina de secretaria, y poder ayudar con su sueldo, para que su hermana pudiera recibirse. Por otro lado es admirable también la labor de madre de mi otra abuela, que si bien no tenia estudios universitarios, fue una gran madre de diez hijos, que gran número de verdad, no imagino cómo era eso, nada fácil de seguro.Mi madre Maricela Sandra Flores, una emprendedora, fundadora de una de las primeras academias de danza en la ciudad, está en el libro de historia de Nuevo León, su gran legado a pasado de generación tras generación, una de las únicas academias con durar mas de 50 años sin parar y con su maestra fundadora en funciones desde entonces, incansable y llena de vida, de entrega y de amor por la Danza.
Y así como estas historias hay muchas mas, si escribiera de cada una de mi generación Mujeres, serian tomos completos de novelas sin fin y que ahora les toca acumular a estas nuevas generaciones de mi hija Hannia y mis sobrinas, que poco a poco ya van escribiendo las suyas propias.
A todas ellas, con orgullo les digo, GRACIAS por todo su amor, enseñanzas, regaños, aciertos y tropiezos, que nos hacen crecer, que nos hacen valorar día a día, que tenemos, voz, presencia, libertad, inteligencia, fortaleza, que estamos unidas, no en contra de nadie, sino a favor de la tolerancia, la igualdad y equidad entre todos los seres humanos, por hacer este mundo mejor.
A pasado muchos años desde que mi bisabuela, fue una de las primeras generaciones de normalistas maestra que se graduaba en esta ciudad, antes las maestras no tenían titulo como tal, y aun así daban clases, me imagino que no con el mismo sueldo de un profesor titulado. De ahí una de sus hijas mi tía abuela, fue, también una de las pocas Doctoras graduadas de medicina, nos contaba que había mucha presión de entre sus maestros que en cualquier oportunidad la trataban de desalentar, para que saliera de la carrera y fuera como todas las otras mujeres, solo enfermera. Los sacrificios para que esto sucediera, que se convirtiera en doctora, van desde que su hermana, o sea mi abuela, se salió de estudiar, para trabajar en una oficina de secretaria, y poder ayudar con su sueldo, para que su hermana pudiera recibirse. Por otro lado es admirable también la labor de madre de mi otra abuela, que si bien no tenia estudios universitarios, fue una gran madre de diez hijos, que gran número de verdad, no imagino cómo era eso, nada fácil de seguro.Mi madre Maricela Sandra Flores, una emprendedora, fundadora de una de las primeras academias de danza en la ciudad, está en el libro de historia de Nuevo León, su gran legado a pasado de generación tras generación, una de las únicas academias con durar mas de 50 años sin parar y con su maestra fundadora en funciones desde entonces, incansable y llena de vida, de entrega y de amor por la Danza.
Y así como estas historias hay muchas mas, si escribiera de cada una de mi generación Mujeres, serian tomos completos de novelas sin fin y que ahora les toca acumular a estas nuevas generaciones de mi hija Hannia y mis sobrinas, que poco a poco ya van escribiendo las suyas propias.
A todas ellas, con orgullo les digo, GRACIAS por todo su amor, enseñanzas, regaños, aciertos y tropiezos, que nos hacen crecer, que nos hacen valorar día a día, que tenemos, voz, presencia, libertad, inteligencia, fortaleza, que estamos unidas, no en contra de nadie, sino a favor de la tolerancia, la igualdad y equidad entre todos los seres humanos, por hacer este mundo mejor.
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